15 de abril de 2007

Como cada abril, vuelven los claveles

Grãndola, Vila Morena sigue estremeciendo. La banda sonora de la Revolución dos Cravos conserva intacta, 33 años después, su capacidad de alzar las voces por una "terra de fraternidade" que, en la de Zeca Afonso, se tornó en aliento de un pueblo que en la madrugada del 25 de abril de 1974 salió a la calle para enterrar la dictadura salazarista bajo un manto de claveles.

El público se puso de pie con los claveles en alto. "Siempre 25 de abril", decían unos jóvenes

Pontevedra acogió el viernes el homenaje Sempre abril al compositor y poeta portugués en el 20 aniversario de su muerte. Un acto que subió al escenario del Pazo da Cultura a una treintena de amigos y admiradores de Afonso procedentes unos del otro lado del Miño, otros de Galicia -que, en palabras del propio Zeca "es una especie de patria espiritual"- y también de África, a cuyos ritmos se rindió el cantante a su paso por aquellas tierras, pionero en fusionarlos con la música occidental. Célia, la compañera del poeta y el hijo de ambos, João, asistieron al homenaje. La primera lo hizo desde la platea, junto a la conselleira de Cultura, Ánxela Bugallo, y el segundo a pie de micro.

Las 16 gargantas de Cantadores do Redondo, con los hermanos Vitorino y Janita Salomé empeñados en conservar el cante alentejano, abrieron el homenaje rompiendo el silencio con la mítica Grãndola entonada a capela. "La piel de gallina", decía el polifacético Carlos Blanco, responsable de conducir un acto que fue grabado por la Televisión de Galicia con la colaboración de Radio Televisión de Portugal, en lo que ha sido la primera de una lista de coproducciones alentadas por la admiración común a José Afonso. Un programa de cerca de 3 horas de duración que será retransmitido por ambas emisoras el próximo 25 de abril.

La discografía de Afonso fue pasando de voz en voz condimentada con imágenes de la revuelta popular, declaraciones de amigos del artista y fragmentos de sus propios conciertos, entre los que resulta destacable el celebrado en Santiago de Compostela en 1972, donde un joven Emilio Pérez Touriño, decano por aquel entonces de la Facultad de Ciencias Económicas -cuya Aula Magna lleva el nombre del compositor-, hizo las veces de presentador.

Fue precisamente ante aquel aforo en el antiguo Burgo das Nacións, "cuando los conciertos acababan en carrera con algún sopapo y en la Alameda había lo que llamábamos los 100 metros grises" decía Blanco, donde o Zeca comprobó sorprendido hasta qué punto había calado

Grãndola entre la juventud.

A partir de entonces sería una pieza incondicional en sus actuaciones, en muchas de las cuales participó Benedicto García, gran amigo del homenajeado. Junto a él, Dulce Pontes, Uxía Senlle, Luis Pastor, Pepe Medeiros, Xico de Cariño, Víctor Coyote, Faltriqueira, Antón Reixa, Julio Pereira, Tito Paris o Miro Casabella dieron forma a un espectáculo memorable donde cada uno le cantó a Afonso a su manera. Impresionante fue la actuación de Zeca Medeiros, "el Tom Waits europeo", como lo presentó el humorista arousano, que contó con un coro de lujo formado por Dulce Pontes y Uxía Senlle.

Contos velhos rumos novos, Viva o poder popular, Arcebispíada, Venham mais cinco, Eu vou ser como a toupeira o As sete mulheres do Minho fueron algunas de las piezas escogidas para recordar a un hombre cuya sensibilidad política marcaría toda su trayectoria y le llevaría a la cárcel en varias ocasiones.

Como no podía ser de otra forma, Grãndola puso el punto final a un sincero homenaje y los artistas se cogieron de la mano para entonar la pieza. Un aforo repleto por más de 700 personas se puso en pie espontáneamente con los claveles en alto. "Siempre 25 de abril", repetían unos jóvenes cuya edad revelaba que no vivieron en primera persona aquellos acontecimientos como otros compañeros de la fila. Porque entre el público había mucho cincuentón con el nervio a flor de piel.


Lara Varela El País

Leave your comment